Jesucristo SuperSTAR


Si hablo de alguien que nace de una virgen el 25 de diciembre en Belén, cuyo nacimiento es anunciado por la estrella más brillante del cielo, estrella que siguen tres viajeros para ir a visitar a ese alguien sobre el 6 de enero, que más tarde muere en la cruz y resucita al tercer día ¿De quién estoy hablando? Estoy hablando del sol, naturalmente.

Pongámonos en la piel de las personas de la Antigüedad, sin todos los conocimientos astronómicos, climatológicos, etc. El sol resulta algo de lo más asombroso. Una gran bola luminosa que trae consigo la luz, el calor, y de hecho la vida (ya que es durante el día cuando la gente hace su vida, y durante la noche cuando duerme, cuando hay más peligros). No es de extrañar que cuando los seres humanos comienzan a personalizar sus divinidades – esto es, en torno al 10.000 A.C. – le otorguen cualidades divinas al sol. Y con el sol, se divinizan también sus compañeras del cielo, las estrellas.

Volvamos a nuestro nacimiento en Belén:

En la eterna batalla entre el bien y el mal, entre la luz y la oscuridad, el sol “pierde” la batalla desde el equinoccio de verano hasta el 21-22 de diciembre, día cuya noche es la más larga del año. A partir de ahí, los días irán siendo un poco más largos y las noches un poco más cortas hasta llegar al solsticio de verano. No es de extrañar, entonces, que los antiguos dieran más o menos nuestro 25 de diciembre como día de nacimiento del sol. Pero ¿Por qué el 25, si esto ocurre el 21-22? Muy fácil:

El 25 de diciembre, Sirio, también llamada Alfa Canis Maioris o estrella de Este, se alinea con las tres estrellas que forman el cinturón de Orión (también llamadas los Tres Reyes), y apuntan, como el sobrenombre de Sirio indica, hacia el Este, que como sabéis es por donde sale el sol. Estas tres estrellas del cinturón de Orion se pueden ver de manera más clara y brillante el día 6 de enero.


Y astrológicamente ¿Por qué constelación nace el sol en esa fecha? Por Virgo, la virgen, que tradicionalmente se representa como una mujer con una cesta de trigo. En hebreo, Belén (Bêt Léhem) significa “casa del pan”, en lo que claramente hay una referencia a la constelación.

Vamos a la muerte en la cruz. Como hemos mencionado, la “muerte del sol” va ocurriendo desde el equinoccio de verano hasta el 21-22 de diciembre, período en que los días van haciéndose más cortos. El sol siempre sale por el Este y se pone por el Oeste, pero realiza esta trayectoria cada vez más cerca de Sur conforme va llegando el 21 de diciembre. Una vez llega este día, el sol se detiene, y durante tres días no se mueve más hacia el Sur. Se detiene justo en la constelación Crux, también conocida como Cruz del Sur, ahí tenemos la muerte en la cruz, donde pasa esos tres días y después “resucita”. Los efectos visibles de esta “resurrección” del sol aparecen un tiempo más tarde, en la Pascua, cuando los días son visiblemente más largos, llega la primavera y la vida natural resurge.

Isis con Horus, María con Jesús
Todo esto parece indicar que la historia de la Biblia sobre el nacimiento, muerte y resurrección de Jesucristo es una metáfora basada en estos fenómenos astrológicos, pero parece ser que la cosa viene de mucho antes. Este mito del sol no es cosa del cristianismo, existía en mitologías de culturas anteriores. En el Antiguo Egipto, Horus es el sol de la mañana, que lucha contra Set (las tinieblas), perdiendo la batalla cada noche y volviendo a ganar al amanecer. Este personaje guarda demasiadas similitudes con Jesucristo (como muchos otros: Buda, Mitra, Atis, Dionisos, etc.) en cuanto al mito de su nacimiento y obra.

Pero es en el Mitraísmo y con Mitra donde vemos esto con más claridad. Mitra, o el “Sol Invicto”, es una deidad que personifica este mito basado en los mencionados fenómentos astrológicos. Se le rindió culto sobre todo en el Imperio Romano entre los siglos I y VI después de Cristo, y un gran devoto de este culto fue su emperador Constantino I, que dijo haber tenido una iluminación divina antes de una batalla, y convirtió a todo su imperio a la preocupantemente emergente Religión Cristiana, dejando vestigios de esas creencias paganas (que ya habían dejado rastro en el Cristianismo y otras religiones). Los atributos del pater -máximo nivel de iniciación en el Mitraísmo- eran el gorro frigio, la vara y el anillo, muy similares a la mitra (¡Anda, si se llama mitra!), el báculo y el anillo de los obispos cristianos.

Más tarde, en el año 325 D.C, Constantino dio forma al interesantísimo Catolicismo moderno, eligiendo qué evangelios sí y cuáles no, y qué dogmas de fe debía haber, mediante el Concilio de Nicea, sobre el que haré un artículo próximamente, porque tiene mucha miga.

3 comentarios:

  1. TuMadreEsCalva CCSF hoo28 de julio de 2014, 23:47

    Hereje! Eso que dices es muy interesante...

    PD: Estudias historia o algo así? o simplemente te apasiona?

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    1. No estudio historia, pero esto es consultable en los libros de historia y de antropología de las religiones. La película Zeitgeist hace una pequeña incursión en todo esto

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