Mentimos

Voy a hablaros de las historias que más contamos y que más escuchamos a lo largo de nuestra vida. Me refiero, cómo no, a las mentiras. Las mentiras son un juego de niños y un pecado de adultos. Paul Geraldy decía que seducimos valiéndonos de mentiras y luego pretendemos ser amados por nosotros mismos.

Y es que el ser humano es un animal de mentiras. Mentimos para no hacer daño, o para que duela más. Mentimos porque no podemos soportar que la verdad sea verdad. Mentimos a los que odiamos y a los que nos dan igual. Y a los que más queremos, a esos les mentimos más. Mentimos porque en el fondo, queremos convencernos a nosotros mismos de que si creen las mentiras que contamos, es que podrían ser verdad. Mentimos para que nos escuchen, para que nos miren, mentimos para ganar. Mentimos porque la mayoría de veces las mentiras son bonitas, y lo que mata es la verdad. Mentimos para que nos quieran, mentimos para conquistar, y cuando ya nos aman… eso ya es un no parar. Mentimos porque nos gusta, para qué nos vamos a engañar. Porque cuando me mentías, yo sabía que mentías, pero me daba igual. 

Mentimos todos, no te creas, mentimos para soñar. Porque las mentiras son más creativas que la aburrida realidad. Mentimos a todo el mundo, y nos dejamos engañar. Mentimos porque es muy fácil, y se nos da genial…

            Y a veces, sólo a veces, decimos la verdad. Y eso casi, casi siempre... sale mal.

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